…Y es que a menudo se atribuyen a una clase de «arquitectos» que viven desconectados de la realidad, unas personas carentes de sentido común y que viven de una ilusión.
En cambio, quienes se enorgullecen de no invertir ni una sola neurona en construir castillos en el aire demuestran desconocer casi por completo que gracias a la ilusión, la pasión por hacer las cosas se otorga un cierto sentido a la mayoría de decisiones que tienen su impacto en nuestra vida.
Son innumerables los ejemplos que podría dar sobre a cuántas personas han puesto en contacto estos edificios singulares, cuántas nuevas e interesantes iniciativas han surgido de sus paredes, de cada una de sus estancias y, sobre todo, cuántos avances experimentados por la sociedad son atribuibles a los diseñadores de semejantes construcciones.
Por tanto, animo desde estas líneas a construir cuantos más castillos en el aire mejor; a dar forma a todas esas ideas que cruzan nuestra imaginación a una velocidad que sólo los dotados de verdadero talento son capaces de entrever, analizar y moldear.